Los utensilios cotidianos, tallados en madera y pintados, eran característicos tanto de pequeños centros de artesanía doméstica rural, que abastecían con sus productos a los habitantes de los pueblos vecinos, como de grandes talleres que vendían sus productos en diferentes regiones de Rusia y, a veces, en el extranjero. En estos y otros centros se formaron y se desarrollaron, a lo largo de la historia, tradiciones artísticas originales tanto por el carácter y la forma de los objetos, como por las características y las técnicas de su ornamentación.