Isabel Petrovna fue hija del emperador Pedro el Grande y Catalina I, nacida Marta Skavronska. Fruto de una unión ilegítima, cuando sus padres contrajeron nupcias oficialmente en 1712 , recibió el título de princesa.
Este episodio biográfico le impediría en el futuro casarse con algún príncipe heredero de Europa. El 25 de noviembre de 1741 ascendió al trono como resultado de un golpe de Estado llevado a cabo con el apoyo de la Guardia. Durante su reinado, Rusia libró con éxito una guerra contra Suecia (1741-1743) y otra contra Prusia (la Guerra de los Siete Años, 1756-1763). En el ámbito de la política interior, Isabel I amplió los derechos de la aristocracia en cuanto a posesión de tierras y de campesinos. Al mismo tiempo, abolió la pena capital (1756) y suavizó la práctica de la tortura. Isabel se destacó por su belleza, carácter alegre, afición al lujo y a las diversiones. En su vestuario el número de vestidos ascendía a doce mil. Los gustos de la emperatriz y de sus favoritos contribuyeron al desarrollo del arte y la educación. Se amplió la red de escuelas primarias en Rusia, se reformaron los centros de formación militar, se inauguraron los primeros liceos y en 1755 se fundó la Universidad de Moscú. En 1757, en San Petersburgo, inició su actividad la Academia de las Artes.
Espléndidos palacios e iglesias de estilo barroco embellecieron la capital y sus alrededores. Lo más probable es que la emperatriz no tuviera hijos. Presumiblemente se casó en secreto con el conde Alekséi Razumovski, integrante del coro de la corte, a quien la emperatriz concedió su título nobiliario.
Al situar el retrato de Isabel I, vestida para la coronación, en el centro del árbol genealógico de los zares rusos, el pintor anónimo intentaba legitimar visualmente su entronización.