El Museo Estatal Ruso
realidad aumentada

Descripción

La leyenda de la aparición de la Virgen al sacristán de Tijvin Yúrish se describe en la Leyenda sobre el icono de la Virgen de Tijvin, que tuvo una gran difusión en Rusia. Distintos episodios individuales sirvieron como base para la creación de una serie de composiciones independientes, una de las cuales es este icono. El «hombre piadoso» Yúrish fue enviado a los pueblos vecinos para «hablar a la gente sobre la consagración de la nueva iglesia» en Tijvin. En el camino de regreso, en el bosque, vio a la Virgen, «sentada en el tronco de un pino y delante de ella, un hombre adornado con canas». La Virgen estaba descontenta porque en la nueva iglesia tenían previsto colocar una cruz de hierro y «ordenó que en la iglesia de Tijvin colocaran una cruz de madera y no de hierro, pues mi Hijo y Dios fue crucificado en una cruz de madera, y no en una de hierro». La composición encarna la originalidad del arte pictórico del norte. En el centro aparece un gran árbol florido, de ramas flexibles y elásticas que llenan todo el espacio. Al parecer podría tratarse del árbol de la vida del paraíso, a lo que aluden también el alto muro que evoca el cercado que rodea el Edén y sus doce ramas con tulipanes en flor inspirados por la imagen bíblica de los árboles «que dan fruto doce veces». En la Leyenda y en la inscripción en el icono se recuerda que los habitantes de Tijvin desoyeron la exigencia de la Madre de Dios y colocaron una cruz de hierro en lugar de la de madera, y que por ello fueron castigados los responsables. Esta leyenda se volvió especialmente popular entre los carpinteros, cuyos patrones son San Nicolás y la Virgen María. Resulta pues lógica la aparición de la vibrante imagen del árbol, que visibiliza la victoria de la vieja tradición consagrada del material noble. La ingenuidad poética de la leyenda influye en el estilo de la obra y en su lenguaje artístico expresivo. El motivo del ornamento vegetal serpenteante, en el que se insertan orgánicamente las figuras de los santos, así como las brillantes llamas de las yemas de los tulipanes recortadas sobre el fondo verde deslucido, recuerdan las pinturas populares del Norte.