Con la toma de la fortaleza turca de Azov se puso fin a las campañas militares de Pedro I de 1695-1696
contra el Imperio Otomano emprendidas para conseguir una salida al mar Negro. A pesar de que conquistó nuevos territorios, no logró alcanzar su objetivo político. Esta imagen alegórica se creó a partir de un grabado de Leonti Tarasévich.
En el centro aparece un águila bicéfala y, en el pecho del ave rapaz, está la figura de la Virgen con el Niño (como en los iconos denominados Platytera (o la Virgen del Sagrario)). Domina la escena Dios Padre, rodeado de querubines, con una rama de olivo en la mano. Más abajo, la imagen del Espíritu Santo con el aspecto de una paloma y la inscripción: «Mi Paz os doy». Flanquean el águila los santos patronos de la familia zarista: el apóstol San Pedro y San Alejo, el hombre de Dios. Sobre las nubes, a la izquierda, se encuentran los santos Antonio y Teodosio de Kiev y, a la derecha, más santos: el metropolitano Alejo de Moscú y Sergio, Nikon y Cirilo de Rádonezh. En la parte inferior, aparece un retrato ecuestre de Pedro I, los retratos del zarévich Alexis y el voivoda Boris Sheremétev, con cuya cara está representado también San Jorge el Victorioso, en pleno ataque contra un dragón, símbolo de Turquía. La ira celestial (del orbe sostenido en la pata del águila sale un potente relámpago) coge desprevenido al león, símbolo de Suecia. Pedro está representado a caballo con las manos levantadas hacia el cielo, como un sacerdote durante el oficio divino. De su boca sale la inscripción: «Gracias a Dios, que nos ha concedido la victoria ». Los iconos que repiten esta composición recibieron el nombre de la Virgen de Azov.